Verde por aquí. Verde por allá. La escena impresiona al viajero. Y ese efecto se potencia aún más al observar los protagonistas que decoran la postal. Hay más de 400 variedades de aves que dominan el follaje de los árboles. También monos, lagartos, yacarés, caimanes, pumas, ocelotes y yaguaretés, entre otras especies. Así es Misiones, el bosque más biodiverso de la Argentina. Siempre al natural.
A pesar de ser una de las tres provincias más pequeñas del país en superficie, Misiones posee el 52% de la biodiversidad del país. Su fauna, tan diversa como cautivante, convive en una interminable masa de verde, valles, ríos y hasta sierras que llegan a los 800 metros de altura. Esta curva de selva resulta, sin dudas, una aventura en sí misma. Cada espacio de sus casi 30.000 kilómetros cuadrados brinda a los turistas un motivo para recorrerla.
Como los Saltos del Moconá, uno de los grandes misterios de Misiones. Ubicados en la Reserva de Biósfera Yabotí -un área de 253.773 hectáreas de selva protegida-, son únicos en el mundo. Esto se debe a que surgieron de una falla geológica que realizó un corte longitudinal sobre el río Uruguay, entre las desembocaduras de los arroyos Pepirí Guazú y Yabotí -del lado argentino- y los brasileños Serapiao y Calixto. De ahí el origen de su nombre, que en guaraní significa «el que todo lo traga».

En un trayecto de alrededor de 3 kilómetros, hay gran cantidad de saltos, cuya altura varía entre los 8 y 12 metros. El paseo más tradicional es navegar en lanchas acondicionadas al pie de estas cataratas que interrumpen el curso del río Uruguay para correr «de costado» sobre la frontera entre la Argentina y Brasil. Para tener en cuenta: el parque provincial que protege este atractivo está a unos 300 km. de Posadas.
Misiones, se sabe, es referente a escala mundial con su turismo explorador y experiencial. Así lo hace con los Saltos del Moconá, cercanos a la ciudad de El Soberbio. Y sobre todo, con su gran ícono: las Cataratas del Iguazú. consideradas una de las nuevas Siete Maravillas Naturales del Mundo. Son 275 saltos de agua que caen desde diversas alturas. El principal de 80 metros es conocido como la Garganta del Diablo y concentra el mayor caudal de agua de este atractivo.
En su recorrido, el Parque Nacional Iguazú ofrece diferentes circuitos: el superior, el inferior y la mencionada Garganta del Diablo. El primero de ellos une los saltos Bosetti, Adán y Eva, Bernabé Méndez, Mbiguá, Dos Hermanas y el majestuoso San Martín. Las pasarelas se encuentran construidas sobre los saltos, por lo que el visitante verá correr el agua bajo sus pies con una fuerza increíble. El circuito inferior, en cambio, es un poco más exigente desde lo físico por la presencia de escaleras, aunque permite tener un contacto más cercano con la selva y ver algunos saltos desde abajo. Un imperdible de las Cataratas es el paseo náutico por el Río Iguazú, que llega hasta muy cerca del Salto San Martín.
Por su parte, el Parque Provincial Teyú Cuaré constituye otra opción de turismo naturaleza a pocos kilómetros de las ruinas jesuíticas de San Ignacio Miní. Este espacio, que inspiró diversas obras del escritor Horacio Quiroga, se extiende desde el arroyo Yabebirí hacia el norte, y desde el Paraná, hasta unos 20 kilómetros hacia el interior. El peñón de Teyú Cuaré, con sus 150 metros de altura, resulta un excelente mirador sobre el río y la selva. Además, hay cuatro senderos y una zona de acampe agreste en la barranca del Paraná.
Desde Iguazú, en el extremo norte de la provincia, con sus maravillosas Cataratas, hasta el sur, donde se ubica Posadas, su capital, este destino del país sorprende y conquista a los viajeros. Tal como se dijo, la selva misionera ofrece varios motivos para recorrer y disfrutar cada uno de sus rincones.